Que Musk es un grifter (un trepa en español) que sólo se arrima a quien le ría las gracias por absurdas que sean sus ideas, se lleva sabiendo años. Su hipocresía se deja ver cuando dice que "hay que proteger a la familia tradicional de los musulmanes woke" mientras se mezcla con Andrew Tate, el Llados modelo de fábrica, que canta las alabanzas del Islam porque "sabe poner a las mujeres en su sitio". No es que se hayan quitado la careta: nunca la han llevado. Es la gente la que niega lo obvio, y lo seguirán negando incluso aunque les muerda en la cara con, no sé, la muerte de tres niñas a manos, no de inmigrantes, sino de alguien que desayunaba panceta, por ejemplo.
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