Mi panegirico sincero a la señora almudena grandes:
Cuando con 17 años acabé de leerme las edades de lulú (no tardé apenas nada porque es una obra maestra) no pude masturbarme en casi una semana y no recobré mi total "tranquilidad introspectiva" en al menos un mes. Después de ello juré no volverme a leer ningún libro suyo. Aún así me enseñó valiosas lecciones que se podrían condensar en "lo mucho cansa y lo poco, según qué sea, pues también. Puedo decir, sin lugar a dudas, que gracias a ella fui una persona mucho más sensata y que tenía claro que los límites de cada persona no sólo son respetables, sino deseables de respetar para no arruinarse la diversión irremediablemente.
Por todo ello, y a mi pesar, le agradezco la lección.
PD pero las edades de lulú hubiese sido el mayor Best seller en literatura erotica de todos los puñeteros tiempos si no acabase así de ¿malamente?
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