Odio y victimismo en Cataluña y España
Por ant501 18 jun 2017, 11:00
Este es un artículo de opinión, que no pretende crear cátedra acerca del independentismo catalán, sino hablar del tema sin complejos, y tratando de poner en claro algunas polémicas y actitudes que pupulan últimamente por esta página y por las redes sociales en general, en referencia al independentismo catalán. Por supuesto me dejaré muchas cosas en el tintero y pasaré muchos detalles por alto, pero esto es una “breve” reflexión que quería compartir, y quería conocer otras opiniones y puntos de vista, sobretodo de los propios catalanes. Esto es un artículo de alguien que ve la situación desde fuera, y que espera que ayude a los catalanes a entender porque parece que se les odia.
Lo primero, pongamos las cosas claras: estoy a favor de convocar un referéndum bien llevado y entendido. Y, además; empleando por parte del Estado toda la maquinaria electoral, a su disposición, como si de una campaña política para unas elecciones de gobierno se tratase. Luego explicaré el porqué de este parecer. Estoy a favor de la convocatoria por simple convicción en el derecho de autodeterminación de todos los pueblos. Haciendo una analogía, podríamos decir que la situación España-Cataluña puede compararse con una pareja de novios, en la que uno de los miembros quiere dejarlo mientras el otro pretende seguir la relación como si todo siguiese igual, con el mismo amor y complicidad, a pesar de que el otro ya no sienta lo mismo. Es decir, considero absurda la actitud de: Cataluña es España porque siempre lo ha sido. Argumentos del estilo “Una, Grande y Libre”.
Sin embargo, metámonos en los lodazales. Muchos me tacharán, de anticatalán, de no saber de lo que hablo, y posiblemente tengan razón. Pero mi objetivo con estas líneas no es herir susceptibilidades (la piel fina de hoy en día…) sino tratar de esclarecer porqué muchos odian a los catalanes, o no están de acuerdo con su forma de proceder, más allá de actitudes propias de Álvaro Ojeda y similares. Quiero aprovechar la actitud, tan criticada últimamente, del famoso Pep Guardiola. Sí, mezclar el fútbol con temas de política es cuanto menos absurdo, pero veo en este tema mucha hipocresía y doble moral mal disimuladas, que nos pueden esclarecer varias actitudes que inducen el odio hacia los catalanes.
Por mucho que se quiera esconder o disimular, o decir que es simplemente por prestigio internacional, por el dinero, o porque simplemente no simboliza tanto, ser independentista y haber defendido a la selección española es un acto de hipocresía gigantesco. Y sí, esto es un argumento completamente absurdo para atacar el independentismo, pero deja entrever un problema de actitud entre los secesionistas: Queremos todo lo bueno de la independencia, pero nada de lo malo. Luego continuaré con esta reflexión, pero quiero seguir con el tema del fútbol. Además, tenemos los pitos en la final de la Copa del Rey. Sin entrar en temas monárquicos o republicanos, pitar un himno y despreciar a los organizadores de la competición, para luego celebrar el título con satisfacción, no merece, a mi juicio, otro adjetivo que el de hipocresía. Si no estás de acuerdo con la competición, no acudas. Sería mucho más respetable e íntegro
Y los dirigentes y miembros de la cúpula barcelonista, a la vez que hablan de independencia, defienden la permanencia del Barcelona en la liga española (sí, hay casos como el Mónaco o el Swansea, pero no deja de ser este un caso de interés hipócrita.) Aprovecho esto para sacar a relucir otra actitud, que afecta a gente como Guardiola, Laporta, ¿Piqué?, directores de cine, músicos, artistas… Toda esta gente influyente, a la que podríamos llamarlos aristócratas, por darles algún nombre, no porque lo sean verdaderamente, exhiben, a mi forma de ver, una preocupante actitud, que no puedo llamar de otra forma que no sea “postureo independentista”.
Sí, postureo. Postureo porque son gente rica, influyente, incluso poderosa, una burguesía moderna que clama por la independencia porque está de moda, porque es lo que se lleva hoy en día. Porque los catalanes son inteligentes, sofisticados, progresistas, modernos, íntegros y muy cualificados. Porque los españoles son paletos, atrasados, taurinos, pobres, corruptos, incultos. Los españoles sometemos a esa cultura más avanzada que es la catalana. Esa es, y no otra, la actitud que enfada a muchos españoles, que se nos insulte por retrasar el progreso de la maravillosa y avanzada Cataluña, y no simplemente el hecho de querer independizarse. Y esa, por mucho que algunos no lo quieran ver así, es la actitud que se desprende de los anteriormente nombrados. Aquí hago un inciso. A los independentistas plenamente convencidos, que simplemente consideran que su nacionalidad es la catalana y no otra, no les tengo nada que decir, salvo suerte y que es una pena que piensen así.
También quiero sacar el tema del puño de hierro y la mandíbula de cristal. Si ponemos en tela de juicio la actitud de algunos independentistas, ya somos antidemocráticos y anticatalanistas. Muchos españoles estamos a favor del referéndum con lo que no estamos tan de acuerdo, es con que durante el proceso se nos insulte, se nos llame antidemócratas y autoritarios, como hizo el incombustible Guardiola hace unos días, simplemente porque el gobierno central, tan criticable en muchísimos aspectos, se niega a hacer algo, que por otro lado, nunca se ha visto en un país constitucional de manera pacífica, al menos de la forma en que se quiere hacer. Salvando las distancias, la analogía más clara que se me ocurre es el hecho de llamar homófobo a un heterosexual por no querer liarse con alguien del mismo sexo. Con esto no digo que el referéndum no se deba hacer, sino que si finalmente se produce, sería de hecho un acto democrático y de tolerancia sin precedentes, y negarse no es un acto tiránico.
Ahora quiero entrar en temas más filosóficos, más discutibles y más abstractos. Claman muchos catalanes ser una nación separada en independiente, cuando todo su desarrollo cultural se ha dado bajo la Corona de Aragón, que como su nombre indica, no era solo Cataluña, o bajo la misma España. Los argumentos que se dan a favor de la independencia amparándose en otra que haya ocurrido con anterioridad asustan a cualquier historiador que se precia, y que no quiera tergiversar. Por esto defendía el uso de la maquinaria electoral estatal, porque al menos desde fuera, da la impresión de que en Cataluña se ha llevado a cabo durante años una auténtica propaganda antiespañolista y procatalanista, que debe verse contrarrestada con equidad por parte del Estado español.
Por supuesto la nacionalidad separada se puede dar con el tiempo, y no venir de antes, lo que critico aquí son algunos argumentos carentes de fundamento alguno que se dan a favor de la independencia. Y quejarse del trato autoritario de España, con las enormes ventajas fiscales que tiene Cataluña, y la enorme autonomía de la que se disfruta en este país en general (mejorable, por supuesto), es algo que no puedo llamar de otra forma que no sea estar muy mal acostumbrado. Ojo, esto ocurre con la mayoría de comunidades, no solo Cataluña. Y no, no estoy a favor de la centralización, pero no está de más apreciar lo que tenemos de ven en cuando.
No estoy minusvalorando la nacionalidad catalana, al contrario, cometen un acto de hipocresía y tienden a englobar al resto de España en solo dos nacionalidades: andaluces y castellanos, junto con todos los prejuicios que se les aplican. Y se olvidan de que en este país conviven: asturianos, vascos, navarros, gallegos, extremeños, valencianos, andaluces, castellanos, etc. Todos ellos, en general, tan parecidos entre sí como un catalán y un gallego. Según mi propia experiencia como asturiano, el parecido, en todos los sentidos, entre un asturiano y un extremeño es prácticamente nulo. Todos con su propia cultura, tradiciones, economía… Y todos ellos, sin embargo, y en general, se reconocen como españoles, sin reclamar otra nacionalidad distinta a esa.
Luego podemos entrar en especulaciones, como el peligro de que se repita el referéndum indefinidamente hasta que salga el resultado que los dirigentes de la CUP quieran, algo que no es muy democrático que digamos. O el hecho de que seguramente el resultado sea muy apretado, cercano al 50-50, un porcentaje que bajo mi punto de visto no es suficiente o lícito, que no legal para proclamar la independencia (opinión personal y muy discutible, que nadie se alarme). En resumen, referéndum sí, pero sin actitudes victimistas y demagógicas. Los catalanes no deben olvidar, que ni Cataluña es el paraíso, ni España es la culpable de todos los males en el mundo.
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