2. Esconder las cosas
Una de las bromas que resultan más frustrantes para los profes es cuando alguien esconde las cosas que este necesita. Ya sean las tizas, el borrador o algunos de sus materiales, el pobre docente puede pasarse minutos buscándolos hasta que alguien se compadezca y confiese.
Además, en muchas ocasiones, sobre todo antiguamente en las pizarras grandes, escondían el borrador en el borde de arriba, por lo que si el profe escribía en la pizarra y la movía, el aparato se le caía encima y le manchaba.