Las protestas en la calle Ferraz no cesan y siguen un día más, aunque con menos intensidad que su día de pico más alto con 8.000 personas. Ahora apenas unos centenares de personas se agolpan sobre las vallas mientras al otro lado están los antidisturbios esperando para actuar y echar a toda esa gentuza que no le gusta la democracia y que prefiere una dictadura de los años 30 a los 70.
Los grandes perjudicados de todo esto son las pequeñas empresas que hay por esas calles que al ver el lío que hay montado estos días por allí, están perdiendo gran parte de la clientela por miedo a recibir un palo de alguien sin necesidad. En este reportaje visto en las noticias se puede comprobar como José Luis Martínez Almeida no tiene razón cuantificando las pérdidas en unos pocos miles de euros, ya que solo contaba un par de containers de las calles. Es mucho más por todas las tiendas que hay alrededor.